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Esto no es fútbol

El delantero noruego Erling Braut Haaland celebra con sus compañeros de equipo su victoria 4:0. Fotografía de Martin Meissner | POOL | AFP

17/05/2020

A los 29 minutos murió la curiosidad. Erling Braut Haaland se dirigió a una esquina tras conseguir un gol de entrenamiento. Apenas se movió, como esos avatares de videojuego que esperan por la selección del gamer. Algunos jugadores le acompañaron en la ¿celebración?, respetando la distancia social. Así se nos reveló el nuevo fútbol en plena pandemia: ascéptico.

El eco, producto de un estadio vacío, ya lo advertía. Más que un partido, el clásico del Rühr alemán, entre el Borussia Dortmund y el Schalke 04 fue un ensayo, una lectura de guiones. Todos simularon. Los recogepelotas que desinfectaban los balones y los suplentes que esperaban con tapabocas. ¿Un abrazo es más riesgoso que el contacto en un tiro de esquina?  A los que manejan el negocio les da por simular que son solidarios con los espectadores y no con sus cuentas bancarias. Y los espectadores, que dicen que mejor esto que nada, se dejan convencer.

Mientras veía cómo el Dortmund le anotaba cuatro goles al Schalke, me preguntaba qué pasaba por las cabezas de los hombres en el campo. Quien ha competido o al menos ha ido a un estadio, sabe que la grada alimenta el espíritu. El público funciona como ese elemento extra que impulsa las piernas ante rivales superiores. No era este el caso, porque el ganador jugó en casa, pero el encuentro grafica el daño colateral de este interesado regreso: se pierde la ventaja de localía.

Algunas ideas habrá para palear esta circunstancia. Al Borussia Mönchengladbach le acompañarán unos doppelgängers de cartón, por ejemplo. Los jugadores aplaudirán a las figuras inmóviles como en tiempos paganos. La otra cuestión que me dejó el encuentro, se refiere al compromiso del atleta, que entra al césped con el conocimiento de que puede salir infectado. Como la mayoría de expertos de la salud indican, el virus sigue siendo una incógnita. Por más protocolo que exista, lo más seguro es lo inevitable.

No dudo de la profesionalidad de los competidores, no obstante la mente no funciona igual cuando sabes que estás en riesgo. Está comprobado científicamente. Es el caso de muchos futbolistas que se lesionan y no vuelven a ser los mismos. De hecho, la psicología sobre las lesiones es un tema recurrente en los cuerpos técnicos. Sin embargo, voy más allá, ¿es igual la concentración cuando sabes que el torneo se puede suspender si aparece un solo infectado nuevo?

Bajo el sistema federal de Alemania, cada uno de sus 16 estados toma sus propias resoluciones sobre cómo salir del bloqueo por el coronavirus. Esto quiere decir que si un futbolista da positivo, la decisión de seguir o no en la Bundesliga no la toma el club, sino el gobierno.Concluyo que todo esto no es fútbol. Es una simulación. Una extensión más de nuestras vidas. Simulamos que seguimos atentos de nuestros afectos por pantallas. Tomamos capturas de las telereuniones  para dar fe de ello. Los profesores mandan tareas por correos electrónicos para simular que siguen pendientes de nuestros hijos. Y cuando vamos a la calle, llevamos el tapabocas para simular que nos importa el otro, aunque en los bancos, cajeros, centros comerciales y supermercados no se respete la distancia social, como los jugadores de la liga alemana durante los tiros de esquina. Pero los abrazos siguen prohibidos.


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