Una nueva moneda: intercambio un desplazamiento en vano por diez con objetivos concretos.
Empiezo a decir secretos a mi propio oído. En pocas semanas se vuelve uno loco. No es tan difícil.
¿Quién es este extranjero que está en mi casa a estas horas del día? Soy yo.
Todas las mujeres, de todas las edades, están enamoradas. Casadas, solteras, viudas.
La madrugada del 23 veo un objeto que aparece de pronto. Deforme, raro. Doblado en las esquinas por el uso, el roce, el peso.
Imagino la cámara de Godard dirigida hacia las noticias televisivas. O hacia las páginas de los periódicos. Fija como si estuviera hipnotizada.
En Italia, todos los que van por la calle llevan la hora exacta en los ojos / En España también.
El virus convertido en un nuevo Cronos. Un Cronos invisible que ya ha hecho estragos y que todavía estamos conociendo.
Muchas personas de esas muchas personas después de quebrarse van a estar otra vez fuertes.
Desde Francia, un sms en la mañana. En París no hay chalecos amarillos.