No hay nadie. Me asomo a la ventana y puedo contar los ladrillos y las piedras de la calle. Todo es húmedo como una calle de Kafka. Y la belleza de lo antiguo se recorta contra la luz lechosa de algo inmensamente…
El lunes 9, antes de que el ministro de sanidad y la presidenta de la Comunidad de Madrid ofrecieran su rueda de prensa, los supermercados comenzaban a abarrotarse para experimentar lo que los venezolanos llamamos “compras nerviosas”.