El aislamiento social está significando un descenso a modos de existencia lentos, quietos, solitarios, inimaginables apenas semanas antes.
La cuarentena, necesaria para contener la epidemia del coronavirus, anestesió por completo buena parte de la economía venezolana.
Los primeros veinte años del siglo XX no podían ser más convulsos en Venezuela.
No es la primera pandemia del siglo XXI. En este hemos registrado la propagación de varios virus que afectaron la salud mundial: el SARS o Síndrome de Respiración Aguda, entre 2002 y 2003 que acabó con la vida de cerca 800 personas…
Uno de los aspectos menos resaltados de la pandemia por COVID-19 (que hoy afecta a más de 190 países a nivel global) y que le es propio a todo fenómeno que se presenta y actúa por propagación, es la desincronización.
Ante la actual pandemia de dimensiones planetarias, ha tomado mayor sentido la implacable sentencia de Umberto Eco: “El primer deber de los intelectuales: permanecer callados cuando no sirven para nada” (L’Espresso, 24 de abril de 1997).
A los que nos ha tocado alguna vez vivir una larga noche de huracán, recordamos la angustia que se siente al no saber los daños que su paso destructor está causando en tu casa y sus alrededores.
Los desastres representan la cristalización de procesos sociales, históricos, materiales y simbólicos.
Creímos en el triunfo definitivo de la democracia y la libertad, pero el tiempo nos trajo al Mulá Omar y sus seguidores, a hiperlíderes como los de Turquía y de Rusia (y cada vez más del mundo Occidental), y finalmente a una…
Tras decretar una cuarentena obligatoria que paralizó la actividad en todas las áreas, salvo las imprescindibles, el vicepresidente de economía, Tareck El Aissami, anunció el plan del Gobierno para limitar el impacto del coronavirus en Venezuela: transferencias de dinero a los trabajadores,…