A los 29 minutos murió la curiosidad. Erling Braut Haaland se dirigió a una esquina tras conseguir un gol de entrenamiento.
Mi cartera está sentada en una silla de mi habitación. No es elegante, pero sí práctica y segura. Le cabe lo que necesito, hasta mi laptop.
Siempre es motivo de desgarro tener a una hija en los confines del mundo, aún más en estos tiempos aciagos.
En Miami Beach se cuelan personajes de la película anterior, la de antes de la pandemia, como extras de una cinta de acción que nadie quiere ver en un drama familiar.
En el estudio diminuto de Cheo Pardo se encuentra toda una ciudad contenida.
La crisis del SARS-CoV-2 ha desatado en Europa un virus distinto: las personas han sacado a relucir sus habilidades de espías para identificar y denunciar a aquellos que violan las normas de distancia social.
A este ingeniero y banquero lo llaman “el sepulturero”. Jorge Wated dice que asume con honor el epíteto.
En las mañanas escribo desde una habitación en la que se ve la ciudad y, al fondo, el Ávila.
Las enfermeras son la piedra angular de los servicios de salud. En 2018, había 27.200 en Venezuela. Según el estándar de la OMS, debió haber 115.548. El sueldo de una enfermera recién graduada de licenciada es el equivalente a 4,52 dólares.
Al final de su vida mi padre comenzó a perder la memoria. No sé si una vejez sin memoria alarga el tiempo al convertirlo en un absoluto presente o lo acorta al carecer de pasado y futuro.